El cahier del Tercer Estado en Carcasona (1789)

El siguiente extracto está tomado del cahier del Tercer Estado en Carcassone, sur de Francia:

“El Tercer Estado del distrito electoral de Carcassonne, deseando entregar a un monarca amado, y tan digno de nuestro afecto, la prueba más inconfundible de su amor y respeto, de su gratitud y fidelidad, deseoso de cooperar con toda la nación. al reparar las sucesivas desgracias que la han abrumado, y con la esperanza de revivir una vez más su antigua gloria, declara que la felicidad de la nación debe, en su opinión, depender de la de su rey, de la estabilidad de la monarquía, y sobre la conservación de los órdenes que lo componen y de las leyes fundamentales que lo rigen.

Considerando, además, que un santo respeto por la religión, la moral, la libertad civil y los derechos de propiedad, un rápido retorno a los verdaderos principios, una cuidadosa selección y la debida medida en materia de impuestos, una estricta proporcionalidad en su valoración, un la economía persistente en los gastos del gobierno y las reformas indispensables en todas las ramas de la administración son el mejor y quizás el único medio de perpetuar la existencia de la monarquía;

El tercer estado del distrito electoral de Carcasona pide muy humildemente a Su Majestad que tome en consideración estos diversos asuntos, los sopese en su sabiduría y permita a su pueblo disfrutar, tan pronto como sea posible, de nuevas pruebas de esa benevolencia que nunca ha recibido. dejó de exhibirse hacia ellos y que es dictado por su afecto por ellos.

Ante la obligación que impone el mandato de Su Majestad de que el tercer estado de este distrito confíe a su oído paterno las causas de los males que los afligen y los medios por los cuales pueden ser remediados o moderados, creen que están cumpliendo con el Deberes de los súbditos fieles y ciudadanos celosos al someterse a la consideración de la nación, y a los sentimientos de justicia y afecto que Su Majestad tiene por sus súbditos, los siguientes:

1. El culto público debe limitarse a la religión apostólica católica romana, con exclusión de todas las demás formas de culto; Se debe promover su extensión y tomar las medidas más eficaces para restablecer la disciplina de la Iglesia y aumentar su prestigio.

2. No obstante, conviene confirmar los derechos civiles de los súbditos del rey que no sean católicos, y ser admitidos en los cargos y cargos de la administración pública, sin ampliar, no obstante, este privilegio, que tanto la razón como la humanidad les exigen. a funciones judiciales, policiales o de instrucción pública ...

7. Los derechos que acaban de ser restituidos a la nación deben consagrarse como principios fundamentales de la monarquía, y su disfrute perpetuo e inalterable debe estar asegurado por una ley solemne, que así debe definir los derechos tanto del monarca como del pueblo. que su violación será en lo sucesivo imposible.

8. Entre estos derechos, cabe destacar especialmente los siguientes: en lo sucesivo, la nación debe estar sujeta únicamente a las leyes e impuestos que ella misma ratifique libremente.

9. Las reuniones de los Estados Generales del reino deben fijarse por períodos definidos, y las subvenciones que se consideren necesarias para el sostenimiento del Estado y del servicio público deben votarse por un período no mayor que el del cierre del año en que se celebrará la próxima reunión de los Estados Generales.

10. Para asegurar al tercer poder la influencia a que tiene derecho en vista del número de sus miembros, el monto de sus aportes al erario público y los múltiples intereses que tiene que defender o promover en el ámbito nacional. asambleas, sus votos en la asamblea deben tomarse y contarse por cabeza.

11. Ninguna orden, corporación o ciudadano individual puede reclamar exenciones pecuniarias ... Todos los impuestos deben evaluarse en el mismo sistema en toda la nación ...

13. Dado que la libertad individual está íntimamente relacionada con la libertad nacional, se solicita a Su Majestad que no permita que en lo sucesivo se interfiera con órdenes arbitrarias de prisión ...

14. Debería concederse libertad también a la prensa que, sin embargo, debería someterse, mediante estrictas regulaciones, a los principios de religión, moralidad y decencia pública ... ”