Mirabeau sobre la nobleza y los Estados Generales (1789)

En febrero 1789, Mirabeau pronunció un discurso público reconociendo su nominación como diputado a los Estados Generales:

“En todos los países, en todas las edades, los aristócratas han perseguido implacablemente a los amigos del pueblo. Y cuando, por una combinación desconocida de fortuna, un amigo así se ha levantado del seno mismo de la aristocracia, ha sido él quien ha atacado, ansioso por inspirar un terror más amplio por la elevación de su víctima ...

Pero ustedes, gente común, escuchen a alguien que no se deja seducir por sus aplausos, pero los aprecia en su corazón. El hombre es fuerte solo por la unión, feliz solo en la paz. Sea firme, no obstinado, valiente, no turbulento, libre, no indisciplinado, rápido, no precipitado. No se detenga, excepto en las dificultades del momento y sea del todo inflexible ... Sus acusadores temen los resultados de esos Estados Generales, a través de los cuales se esparcirán tantas pretensiones, se restablecerán tantos derechos, se reformarán tantos males ... los medios por los cuales el propio Monarca desea que Francia se regenere.

Por mí mismo ... ceñido con mi conciencia y armado con mis principios, desafiaría al universo - si será mi fortuna servirte con mi voz y mis esfuerzos en una Asamblea Nacional, o si estaré capacitado para ayudarte allí con sólo mis oraciones ... He sido, soy, seré, hasta la tumba, el hombre de la libertad pública, el hombre del pueblo más que de los nobles. Entonces, ¡ay de las órdenes privilegiadas! ¡Porque los privilegios tendrán un fin, pero el pueblo es eterno! "