Proclamación de rebelión de Jorge III (1775)

El 23 de agosto de 1775, Rey George III respondió a la 'Petición Rama de Olivo' al declarar que las colonias americanas se encuentran en estado de rebelión y pedir que los líderes revolucionarios sean llevados ante la justicia:

“Considerando que muchos de nuestros súbditos en diversas partes de nuestras colonias y plantaciones en América del Norte, engañados por hombres peligrosos y malvados, y olvidando la lealtad que le deben al poder que los ha protegido y apoyado; después de varios actos desordenados cometidos en alteración del orden público, con obstrucción del comercio lícito y con la opresión de nuestros leales súbditos que lo llevan a cabo; han procedido a la rebelión abierta y declarada, al ordenarse de manera hostil para resistir la ejecución de la ley, y preparando, ordenando y haciendo la guerra traidoramente contra nosotros ...

Hay razones para temer que tal rebelión ha sido muy promovida y alentada por la correspondencia traidora, los consejos y el consuelo de personas diversas, malvadas y desesperadas dentro de este reino ...

Por lo tanto, hasta el final, ninguno de nuestros súbditos podrá descuidar o violar su deber por desconocimiento del mismo, o por cualquier duda sobre la protección que la ley brindará a su lealtad y celo, hemos creído conveniente, por y con el consejo de nuestro Privado. Consejo, para emitir nuestra Proclamación Real, declarando por la presente que todos nuestros oficiales, civiles y militares, están obligados a hacer todo lo posible para reprimir [esta] rebelión y llevar a los traidores ante la justicia ...

Todos nuestros súbditos de este reino, y los dominios que le pertenecen, están obligados por ley a ayudar y asistir en la supresión de dicha rebelión, y a revelar y dar a conocer todas las conspiraciones e intentos traidores contra nosotros, nuestra Corona y nuestra dignidad... En consecuencia, encargamos y ordenamos a todos nuestros oficiales, civiles y militares, y a nuestros súbditos obedientes y leales, que hagan todo lo posible para resistir y reprimir dicha rebelión, y que revelen y den a conocer todas las traiciones y conspiraciones traidoras que sepan que están en contra. nosotros, nuestra Corona y dignidad…”

Dado en nuestra corte en St. James en el decimoquinto año de nuestro reinado.
¡Dios salve al rey!