Un extracto del discurso inaugural de Washington (1789)

Un extracto del discurso inaugural del primer presidente, George Washington, entregado a ambas cámaras del Congreso el 30 de abril de 1789:

Conciudadanos del Senado y de la Cámara de Representantes...

“Ningún acontecimiento podría haberme llenado de mayores inquietudes que aquel cuya notificación fue transmitida por su orden y recibida el día 14 del presente mes.

Por un lado, fui convocado por mi país, cuya voz nunca pude escuchar pero con veneración y amor ... Por otro lado, la magnitud y dificultad de la confianza a la que la voz de mi país me llamó ... no podía dejar de abrumar con desánimo quien, sin haber practicado los deberes de la administración civil, debería ser peculiarmente consciente de sus propias deficiencias ...

Ningún pueblo puede estar obligado a reconocer y adorar la Mano Invisible que dirige los asuntos de los hombres más que los de los Estados Unidos. Cada paso que han dado hacia el carácter de nación independiente parece haberse distinguido por alguna muestra de acción providencial. Y en la importante revolución que acaba de lograrse, en el sistema de su gobierno unido, las tranquilas deliberaciones y el consentimiento voluntario de tantas comunidades distintas de las que resultó el evento, no pueden compararse con los medios por los cuales se han establecido la mayoría de los gobiernos...

Considero las promesas más seguras de que... ningún prejuicio o apego local, ninguna opinión separada ni animosidad partidista desviarán la mirada integral e igualitaria que debería vigilar este gran conjunto de comunidades e intereses... Las bases de nuestra política nacional se sentarán en los principios puros e inmutables de la moral privada; y la preeminencia del gobierno libre sea ejemplificada por todos los atributos que pueden ganarse el afecto de sus ciudadanos y merecer el respeto del mundo... La preservación del fuego sagrado de la libertad y el destino del modelo republicano de gobierno son justamente considerado tan profundamente, tal vez como finalmente apostado, en el experimento confiado a las manos del pueblo estadounidense”.