Desarrollada por Max Beck de la Universidad de Innsbruck y el profesor Herman von Schroter de Viena, la ropa interior estaba hecha de tela no conductora entretejida con alambres finos, de manera similar a las mantas eléctricas modernas. Cada par contenía un fusible de seguridad para evitar sobrecargas y electrocución. Su fabricación cuesta aproximadamente ocho libras esterlinas o 20 dólares estadounidenses. Según informes estadounidenses:
“Para cada serie de zanjas es necesario instalar una planta eléctrica, de donde salen los cables conductores. Cuando un soldado siente frío, todo lo que tiene que hacer es conectar su ropa interior con los cables de corriente... Como ahora se ha perfeccionado, será posible que los soldados se calienten con esta ropa eléctrica [hasta] 1,500 pies de distancia”.
Fuente: The Sunday Times (Londres), noviembre 21st 1915; Keowee Courier, 29 de diciembre de 1915. El contenido de esta página es © Alpha History 2019-23. El contenido no puede volver a publicarse sin nuestro permiso expreso. Para obtener más información, consulte nuestra Condiciones de uso or contactar a Alpha History.